La concurrencia de los trastornos por uso de sustancias y otros trastornos mentales constituye un serio desafío en la práctica psiquiátrica, no solo por su frecuencia, sino también, por las dificultades que plantea para su diagnóstico y tratamiento. En la actualidad, este tema ha cobrado especial importancia y debate en el campo de la salud mental debido a que ha pasado de ser una eventualidad a convertirse en el patrón característico mayoritario de la demanda de atención en los dispositivos de atención para los problemas por uso de sustancias.